"El daño no se lo hacen al templo, sino a los vecinos que quieren tanto a su iglesia"

En los sitios pequeños las iglesias son muy importantes y cuando alguien ataca estos templos de la fe surge la indignación, como le ocurre a los vecinos de Santa Lucía, en Puntallana, cuya ermita ha sido objeto en estos días de un nuevo acto vandálico.

En esta ocasión no robaron nada porque “ya no hay nada de valor” ha dicho el párroco,  Julián Azcárate, pero sí ha habido algún desperfecto, el más importante es el boquete hecho en una puerta.

Como muestra de protesta por este nuevo ataque, el cura ha anunciado que no va a presentar denuncia, como sí lo ha hecho en otras ocasiones, porque “nunca pasa nada”, lamentó.

“Ahora no sabemos quién ha sido y lo que voy a hacer como responsable de la parroquia, y a modo de protesta, es no denunciar porque estamos cansados de denunciar, vamos a juicio y nunca pasa nada”.

En el interior de la parroquia “ya no hay nada de valor porque estamos cansados de que nos roben”, dijo el cura, quien añadió que “ya no hay candados, lo dejamos todo abierto para que entre el que quiera; todo lo de valor está en un lugar seguro, todo se lleva  para el banco”, explicó Julián Azcárate.

El párroco ha señalado que siente pena cuando ocurren estas cosas porque los vecinos se esmeran por sacar adelante la iglesia y sus fiestas. “Son gente muy buena, que con tanto cariño han sacado adelante todo y de un momento a otro viene otra persona a destruir todo lo que los vecinos han hecho”.

Por eso no dudó en afirmar que “el daño no se lo hacen al templo, sino a los vecinos que quieren tanto a su iglesia”. El otro sentimiento que le provoca esta situación es de tristeza, “de que alguien sea capaz de hacer algo así” y se preguntó “qué los habrá llevado a hacer eso, qué penita, qué situación estará pasando esa persona para que haga ese tipo de cosas”.