Mientras la lava destruye La Laguna, evacúan Las Martelas, Marina Baja y Alta, La Condesa y Cuesta Zapata

He visto auténtico destrozos en las administraciones públicas, viene un presupuesto para algo y cuando se termina la activad no se aprovecha el material que todavía sirve, sino que se tira a la basura.

Intentar salvar lo que se pueda ante la llegada de la lava me parece un acierto, un ahorro de recursos. Todas esas señales de tráfico, esos semáforos, se podría aprovechar, incluso hasta las losetas de las aceras, pero nadie se molesta en desmontar y poner en lugar seguro el patrimonio público.

Quienes si se llevan todo son las empresas privadas, como La Caixa que se llevó hasta el cajero automático, o el SPAR que dejó el local en las paredes (seguramente se llevaron hasta los tornillos de las chapas del techo), empresas que tienes seguro a todo riesgo y que les pagarán todos los daños y más. Lo únicos perjudicados de que se pierda un banco son los empleados que a lo mejor ya no les dan más trabajo, pero cajeros automáticos se fabrican como churros y se instalan en cualquier sitio en un momento.

Una sociedad que no se preocupa por salvar las señales de tráfico y los semáforos, es una sociedad enferma, una sociedad que mira para el otro lado con el gasto público.

Si no quitan las señales de tráfico, cómo será con la administración de las ayudas, cuando dinero pasará a los bolsillos de algunos.

Siempre habrá amigos que tienen fábricas para comprarles las cosas que se lleva el volcán por no quitarlas a tiempo.

Luego, la gente que cree en las empresas privadas se mete en política para subirse a las poltronas e inyectarle dinero público a las privadas.

Bah, da igual, mi amigo fabricará esas cosas con el dinero de los contribuyentes así que se las lleve el volcán.