Ante la polémica generada por la orden de cierre del prostíbulo llamado Isla Bonita, el grupo de "Hombres por la Igualdad" de Los Llanos de Aridane explican que "el debate no está en si es legal o no su clausura, sino que debe centrarse en que la prostitución es una práctica extrema de violencia de género y, por tanto, debemos erradicar o abolir todas las actitudes relacionadas con la explotación de seres humanos". "¿Vamos los hombres de nuestro municipio a continuar permitiendo y participando del abuso, el tráfico y la explotación de mujeres?", se preguntan.
Este colectivo explica que "en España ejercen la prostitución decenas de miles de mujeres, siendo difícil establecer una cifra rigurosa debido a las prácticas abusivas que se desarrollan en este ámbito". Citando fuentes policiales, indican que en España ejercen la prostitución unas 300.000 mujeres. Según las mismas fuentes "el 95 por ciento de las prostitutas son extranjeras: rumanas, rusas, nigerianas, brasileñas, argentinas, paraguayas, chinas…".
Mientras tanto, "las prostitutas españolas suelen ser chicas que se dedican a la prostitución de lujo o son drogodependientes callejeras". Asimismo, explican que el negocio de la prostitución moviliza un importante volumen de dinero en nuestro país, 18.000 millones de euros al año, y la mayor parte corresponde a la economía sumergida y dinero negro.
Por otra parte, señalan que las circunstancias vitales vividas por estas mujeres son muy extremas: falta de libertad, agresiones, trato vejatorio, riesgo de contraer enfermedades sexuales, falta de sueño, mala alimentación, ausencia de apoyo afectivo y social, graves daños psicológicos, desprestigio como seres humanos y un largo etc.
Por todo ello, el grupo de hombres igualitarios de Los Llanos de Aridane "sentimos rabia, vergüenza y responsabilidad, y coincidimos en afirmar que la prostitución es consecuencia de las desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres. La mera existencia de la prostitución nos impide alcanzar la igualdad por ser un atentado a los derechos humanos; permitir a los hombres "comprar a mujeres sumisas y esclavas"; no poder educar a los niños y a las niñas en igualdad; la libertad no puede ser unilateral en las relaciones sexuales. Estas exigen la libre voluntad por ambas partes, y quien se entrega por una retribución sustituye, aun el caso de una persona no coaccionada, la libre iniciativa por la servidumbre al poder del dinero.
"Hay que ser conscientes de que si permitimos y participamos en el fenómeno de la prostitución nos convertimos en cómplices de esta forma de esclavitud del siglo XXI".
