Carromero y su salvacion del PP

Señor Antares: cuáles sean mis conocimientos es algo que está de más, solo cuentan los argumentos.

Cuando empezaba a estudiar, muchos defendían que la justicia es, fundamentalmente, asunto de especialistas.

Otros opinaban que la justicia es esencialmente asunto de todos y cada uno de los ciudadanos (auxiliados, pero de ninguna manera sustituidos, por diversos especialistas).

Comprendo que los distintos especialistas en sus diversas especialidades pretendan arrimar el ascua a su sardina, pero la justicia emana de los ciudadanos, se administra en nombre de los ciudadanos (aunque las sentencias en España se dicten "en nombre del rey"), afecta a todos los ciudadanos y la pagamos entre todos los ciudadanos.

Usted suele decir que no nos fiemos de las noticias que sobre la justicia leemos en los periódicos: una cosa es tener en cuenta las informaciones y opiniones de los periodistas (o de cualquier otro gremio), y otra es creer que sean la manifestación indiscutible del oráculo de Delfos.

Pero eso ocurre con todo, incluyendo los licenciados en derecho:
¿Deberíamos creer más las manifestaciones de un abogado, cuyo oficio es defender a su cliente o atacar las posiciones de la parte contraria?
¿Las del fiscal, cuyo superior jerárquico puede dirigir, por lo menos en parte, su trabajo?
¿Las del juez, que, obviamente, no debe manifestar su posición sobre los hechos antes de dictar sentencia, sentencia que puede sufrir una severa corrección en instancias superiores?

Hay periodistas buenos, malos y regulares. También existen informaciones acertadas, menos acertadas y totalmente falseadoras de los hechos.

Pero en asuntos judiciales, y de todo tipo, tendré en cuenta las informaciones periodísticas, pero también la de distintos profesionales del derecho, por muy partidistas que sean, analizándolas y valorándolas con una maquinita silenciosa que llevo encerrada en mi cráneo.

Hace mucho tiempo un profesor me dijo que no había asuntos o temas difíciles de explicar, sino temas que uno no comprende y domina lo suficiente como para ser capaz de explicarlos en el lenguaje y con los conocimientos previos y bagaje conceptual que su interlocutor, oyente o lector pueda tener.